La rehabilitación de la finca Nubiola en el número 89 de la calle Pau Claris de Barcelona, se materializa en una intervención total del conjunto que transforma un edificio de viviendas construido en el año 1872 en un edificio de oficinas. Respetando la esencia del edificio original y apostando por la sostenibilidad. Nada más respetuoso que recuperar lo que ya tenemos para darle una segunda vida, con un resultado que nos transporta a la arquitectura del pasado, pero con la tecnología del presente.
El diseño de la nueva fachada es una reinterpretación de la original, respondiendo al origen y a la geometría del entorno. Una remonta que mimetiza las persianas de madera en forma de lamas de cobre se levanta en 3 plantas en la calle Gran Vía de les Corts Catalanes y en 2 plantas en la calle Pau Claris, para adecuarse a los edificios colindantes. La fachada mantiene la verticalidad de los huecos y recupera los originales en planta baja, antigua planta semisótano y planta primera, en una combinación alterna que permite los diferentes accesos al edificio.
El edificio consta de dos núcleos de escaleras, ambos originales. El principal se ubica en la Calle Pau Claris con acceso al edificio mediante un vestíbulo en doble espacio y un patio de fondo formado por una pared vegetal y un olivo excéntrico, este espacio, a su vez se conecta con la planta primera. El segundo acceso, ubicado en Gran Vía de les Corts Catalanes, está formado por una escalera y un ascensor original coronados por un gran lucernario.
Con un total de 8 niveles, la planta baja está pensada para ser el punto de encuentro del edificio, espacio de recepción y desde donde se puede contemplar el patio interior principal. El resto de las plantas destinadas a oficinas, facilitan la flexibilidad de su funcionalidad rigiéndose por un diseño diáfano. La séptima planta dispone de una terraza para el uso lúdico de los usuarios.
Su distribución pretende que no sea un edificio cerrado en sí mismo, permitiendo la permeabilidad espacial entre el interior y el exterior. Para ello, se crea un patio interior de vidrio que articula galerías y terrazas en las diferentes plantas, potenciando una relación visual entre ellas y una entrada de luz cenital. También revitaliza el patrimonio cultural e invoca las cualidades únicas de autenticidad en el lenguaje del diseño contemporáneo de los elementos originales conservados y rehabilitados, como la vista de los techos de vuelta catalana o la recuperación de los pilares de fundición que los sustentaban.
La rehabilitación en su conjunto recoge espacios diáfanos y flexibles que conviven con patios interiores y zonas exteriores integrando vegetación, amplias entradas de luz natural y sonidos que concilian el entorno de trabajo creando de una atmósfera distendida que piensa en el bienestar de sus ocupantes.
El edificio ha adquirido las certificaciones Leed Gold y Well Gold.